jueves, 15 de mayo de 2014

2014 Odisea en Australia

Feliz año nuevo!!!!!

Que carapapa soy! Llevo sin escribir casi cinco meses sobre nuestras aventuras y desventuras en esta parte del mundo pero es que el tiempo pasa tan rápido… Tan rápido que el pasado 4 de Marzo hizo 2 años que llegamos aquí.
Voy a empezar haciendo un pequeño resumen del viaje navideño a Melbourne, Great Ocean Road y el desierto en el que empezamos el nuevo año a 47 grados centígrados, amiga@s.
Recien llegaditos a Melbourne nos fuimos a recoger el que iba a ser nuestro pequeño hogar móvil flower power. Una furgoneta equipadísima y monísima que nos acompañaría en este periplo.


Partimos sin prisa pero sin pausa hacia la Great Ocean Road.
 La Great Ocean Road, es una carretera que recorre la costa sur-este de Australia de 243 km de longitud y en la que puedes visitar desde pueblos costeros preciosos, contemplar la grandeza de los Doce Apóstoles o simplemente disfrutar de las vistas maravillosas que te brinda su camino serpenteante mientras acaricia la costa. Los olores a mar y monte, junto con los colores del paisaje hacen que sufras un continuo síndrome de Stendhal sin poder evitarlo.
Nuestra primera parada fue Lorne. Pueblo costero que recuerda a los pueblos del norte de España con mar pero muy verdes y en los que en pleno verano vas en chanclas pero con sudadera. Que gusto, por favor! un poco de frío!






Nuestra siguiente parada fue Port Campbell, el pueblo más cercano a los Doce Apóstoles, un grupo de rocas en mitad del océano que te deja loco. Lo peor, la cantidad de gente que hay y el viento, pero merece mucho mucho la pena!














El tercer y el cuarto día pernoctamos en Lake Albert. Un lago en medio de la nada con pelícanos a gogo y atardeceres de esos que se te va la olla. Seguiamos con Stendhal a muerte…. tuvimos mucha suerte en el camping porque casi no había sitio y nos tocó ubicar nuestra casita a la orilla del lago. Sin palabras…











 Después de estos días de maravilla pura partimos hacia el desierto. 12 horas de furgo nos esperaban hacia nuestro destino "Coober Peedy". Pueblo en el que la mayoría de sus casas están construidas bajo tierra del calor tan insoportable que hace. Q ideaca! Pasar el último día del año conduciendo  12 horas para llegar a lo más parecido que hemos visto al infierno.
Iniciamos esta etapa al amanecer para aprovechar el frescor de la mañana y nada más abandonar el Lake Albert, 6 am in the morning, ni las águilas en la carretera,  nos encontramos a un tipo vestido de la guerra de las galaxias empujando un carro de mercadona. Perdonad que no tengamos pruebas gráficas del hecho pero cuando pudimos reaccionar aceleramos todo lo que daba nuestra pobre furgo! cagate lorito!
Quitando esta pequeña anécdota, nuestra mayor preocupación era la gasolina. Nos quedaban 12 horas de viaje y las gasolineras estaban desperdigadas a lo largo de esa kilométrica carretera a no menos de 300km entre una y otra. Interesante se presentaba el último día del año…
Recta infernal, no internet, ninguna señal, no sintonizábamos radio alguna, nos cruzábamos cada media hora con un coche y la temperatura iba subiendo. Nuestros acompañantes: buitres comiendo vacas muertas en el arcén, emus, lagartos y…ya está!
Yo amenizaba el cotarro en mis turnos de copiloto con canciones varias, juegos como el veo veo y lecturas pero de repente mis fuerzas empezaron a flojear y las de Javi tb. No encendíamos el aire acondicionado porque no sabíamos si consumiría mucha gasolina así que casi pelechamos en el intento. 46 grados, el sol cascándonos de cara…pa que más. Cuando fuimos conscientes de nuestro adormilamiento encendimos el aire y volvimos a la vida. Ya solo quedaban 50 km y vimos la luz!
Llegamos a Coober Peedy. Madre del amor hermoso! pueblo bajo tierra, 48 grados centígrados, sólo se oían los cuervos graznar en medio de la calle y ninguna persona humana en sus calles…menuda noche  vieja nos esperaba…con el reventón que teníamos comimos un plato combinado en el único sitio abierto, cerve y a las 22 horas durmiendo. Ni campanadas australianas ni españolas pero más felices que unas perdices… felicidad.
Nuestro viaje siguió hacia Melbourne recorriendo paisajes que cambiaban del marrón del desierto, al amarillo de los campos de maíz, al verde de los viñedos…
Melbourne fue la vuelta a una gran ciudad, frío, gente guapa, jamón español y cultura a cada paso.









































 Fue un empezar de año diferente, tan diferente como va a ser este 2014! Un año cargado de nuevos proyectos e ilusiones pero sobre todo cargado de mucho amor.

Os queremos muuuuuucho



Nos vemos prontico, deseandico estamos…

Siempre bajo el mismo cielo. Os queremos….


Javi&Yoli